miércoles, 30 de septiembre de 2009

Neveras vacías


Los enfados eran solo una excusa para la reconciliación, que siempre tenía lugar en la cama. Era donde mejor se entendían así que estaban deseando pelear para poder acabar entre las sábanas. Nunca han sabido muy bien que son, ¿amigos? ¿amantes? ¿todo a la vez? El principio siempre era una bofetada, el final... El final eran caricias infinitas entre gemidos ahogados. Bebían el uno del otro porque tenían sed, muchisima sed de otra piel rozando la suya. Ella acaba a veces riendose a carcajadas sentada con las piernas abiertas sobre él. Otras veces acaba llorando abrazada a él con brazos y piernas, como si quisieran fusionarse. Pero ambos saben que no tienen futuro cuando abren la nevera. No hay futuro en pisos con las neveras vacías.

martes, 29 de septiembre de 2009

Tom y Ana

Tom y Ana, Ana y Tom. Sus nombres solo tienen tres letras y a ella le gusta. Son las ocho de la tarde de un día de octubre y aún no saben que van a amarse durante mucho tiempo. No va a ser fácil, pero es que el amor no es fácil. Están sentados muy juntos, sus muslos pegados como siameses y escuchan esa canción que un día se prometieron escuchar juntos.

-Me encantaría saber lo que estás pensando ahora Ana.
-Es mejor que no lo sepas.
-¿Por qué?
-Porque estoy decidiendo si cuando nos despidamos hoy, te voy a besar o no.
Tom, muy serio, le pregunta qué ha decidido y Ana, muy seria también, le contesta que aun no sabe qué hará.
-Pues por si acaso decidieras que no...
Y sus labios se unen, juntándose como fichas de puzzle que estuvieran destinadas a encajar.





Tom y Ana estaban escuchando: Diecinueve de Maga