miércoles, 25 de julio de 2012

Me enamoré de ella un día raro


Bajábamos por la corredera alta, sin prisa porque ese era un barrio y un momento para saborear. Me dio la mano algo tímida, como un niño de 8 años que le da la mano por primera vez a la chica de su pueblo que le gusta, de esa forma. Resulta paradójico que un gesto tan inocente le causase ese sonrojo habiendo hecho el amor como lo habíamos hecho hacía apenas unas horas en una cama ajena. Pasamos por la puerta de un cine X. -Joder ¿Aun existen estos sitios? Parece que si.- Me dije. Y me quedé parada delante de la puerta, mirando la cartelera aun colgada de su mano, como quien mira el escaparate de cualquier tienda. En su momento me pareció de lo más normal eh. No me preguntéis por qué pero le pedí que entráramos. Ya lo sé, el sitio daba asco y quienes fuéramos a encontrar dentro de la sala no serían mucho mejores, pero se apoderó de mi una especie de morbo oscuro  y sucio que me pedía a voces ver una peli X. A lo mejor era solo curiosidad, a lo mejor era esa clase de cosas que tienes que hacer una vez en la vida aunque te salgas a los diez minutos por la puerta de atrás entre risas ahogadas. Pero la verdad, ese día no hubiera sido lo mismo sin toda la historia de aquel antro de mala muerte.  Me enamoré de ella un día raro, pero qué bonito joder…